El fast fashion o moda rápida ha tomado una mayor relevancia en los últimos años debido al incremento en la popularidad del ecommerce, que ha contribuido a que esta tendencia sea adoptada por las marcas de ropa más famosas a nivel mundial. Este concepto se caracteriza por la producción masiva y rápida de prendas, con el principal objetivo de satisfacer la demanda constante y cambiante del mercado. Es así que contribuye a que los consumidores sustituyan de manera acelerada su inventario de ropa y, para lograr este fin, se disminuyen los costos de producción a través de la baja calidad en las telas.
Esta práctica es considerada como una necesidad inventada de innovación que, además, tiene repercusiones negativas en el medio ambiente, ya que, ante la producción en masa de prendas con materiales no reciclables u orgánicos, se genera una gran cantidad de residuos.
Asimismo, lo más probable es que al importar este tipo de productos lleguen con severos problemas de calidad, lo que imposibilitará que puedan ser comercializados y que los importadores pierdan grandes cantidades de dinero.
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¿Cómo es la logística del fast fashion?
Las operaciones logísticas del sector textil son especialmente complejas debido a la variabilidad de prendas que deben producirse y distribuirse; se estima que anteriormente el tiempo estimado desde el diseño del producto textil hasta su traslado a la tienda física podía tomar hasta un año y medio. No obstante, el fast fashion requiere de una mayor rapidez, por lo que la logística de este sector debió actualizarse:
- Diseño. Primero se lleva a cabo la parte creativa del proceso, donde se realiza un boceto de la prenda, luego se eligen los tejidos con los que será confeccionada y finalmente se deciden los colores y acabados. Este paso se hace cada vez con más frecuencia, puesto que las colecciones de ropa son renovadas más rápidamente.
- Compra de materiales. Una vez que se determina la cantidad de prendas a producirse, el proveedor procede a la compra de los tejidos que conformarán la pieza, asegurándose de conseguir la suficiente tela para cubrir la producción total. La moda fast fashion se caracteriza por tener precios bajos, por los que las materias primas suelen ser de baja calidad para que la producción se ajuste a estos costos.
- Producción. Este proceso, ya sea realizado por la fábrica productora o por un agente externo, comprende la preproducción, producción y acabados finales. Debido a que las prendas deben estar listas en un menor tiempo, es común que no se realicen los chequeos correspondientes del producto terminado, por lo que éste puede tener problemas de calidad en las costuras o en los acabados.
- Transporte. Una vez finalizada la etapa de producción, es necesario que las prendas sean transportadas a diferentes destinos, ya sea para ser entregadas a las tiendas distribuidoras o para directamente llegar hasta el consumidor final. El medio de transporte empleado depende de la distancia entre el país de origen y el destino, pero por lo general suele utilizarse el marítimo.
- Almacén. Toda la producción entra al almacén en el país de destino donde se clasifica dependiendo de los pedidos recibidos. Los almacenes más importantes cuentan con tecnología de última generación para que el manejo de las grandes cantidades de productos sea más eficiente.
- Distribución. Por lo general, las ventas de fast fashion se llevan a cabo mediante internet, por lo que las entregas se realizan directamente al consumidor. No obstante, muchas marcas de ropa cuentan con tiendas físicas que reciben las expediciones del almacén, se abren las cajas y se colocan las prendas para facilitar su exposición.
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¿Cómo evitar importar productos textiles de mala calidad?
Como se ha mencionado, debido a la aceleración de la producción de la industria textil derivada del fast fashion, cada vez se acortan más los tiempos entre la fabricación de un producto y su disponibilidad en el mercado. Pese a los precios económicos para el consumidor, lo cierto es que estas mercancías cuentan con una gran cantidad de problemas de calidad, lo que a su vez provoca que se desechen al poco tiempo de ser adquiridos.
Por esta razón, los importadores de este tipo de productos textiles deben ser especialmente cuidadosos al momento de elegir a sus proveedores, puesto que la baja calidad de los mismos puede provocar que no se comercialicen y que la inversión se pierda.
Además, para poder cumplir con los plazos impuestos por el fast fashion, la producción de las prendas se lleva a cabo en países asiáticos bajo condiciones laborales precarias, con sueldos mínimos para los que realizan estas actividades y largas jornadas que representan un atentado a sus derechos humanos. Esto supone un grave problema ético para los importadores, puesto que su ganancia se aprovecha de la explotación laboral.
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Fuentes: The Logistics World