El comercio internacional es un motor fundamental para el crecimiento económico de las naciones, pero también está sujeto a un entramado de normativas y procedimientos que buscan garantizar la equidad y el cumplimiento de estándares globales. Entre estas regulaciones, destaca el concepto de salto arancelario, un mecanismo que define cómo se clasifican las mercancías transformadas y cómo estas pueden ser reconocidas como originarias de un país bajo los tratados internacionales. Este tema, aunque técnico, tiene un impacto profundo en las operaciones de exportación e importación, particularmente en países como México, donde el comercio exterior es un pilar estratégico de la economía.
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¿Qué es el salto arancelario?
Este término se refiere al cambio en la fracción arancelaria que sufre una mercancía cuando, tras un proceso de transformación, se convierte en un producto distinto. Según el glosario de la Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales, esto ocurre cuando un bien pasa de una clasificación arancelaria a otra debido a cambios significativos en su composición, estructura o funcionalidad.
Este concepto está directamente relacionado con las reglas de origen que rigen los Tratados de Libre Comercio (TLC). Para que una mercancía sea considerada como originaria de un país, debe cumplir ciertos requisitos que demuestren que fue producida o transformada significativamente dentro del territorio de los países miembros del tratado. Lo anterior es especialmente relevante en acuerdos como el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), donde los bienes originarios gozan de beneficios como aranceles reducidos o exención total de impuestos.
De esta manera, el salto arancelario es el mecanismo que permite a los exportadores clasificar sus productos como originarios, aunque hayan utilizado insumos provenientes de países ajenos al tratado. Este cambio se sustenta en un proceso de transformación suficiente que justifica una nueva clasificación arancelaria, generando ventajas para los exportadores al facilitar su entrada a mercados internacionales con costos reducidos.
¿Cómo funciona?
El funcionamiento del salto arancelario se basa en un sistema jerárquico de clasificación que evalúa el grado de transformación de un producto. La clasificación arancelaria de las mercancías se realiza en función de códigos que reflejan la naturaleza del bien y su nivel de procesamiento. En este contexto, puede aplicarse en tres niveles:
- Cambio de capítulo (2 dígitos). Representa una transformación significativa, donde el producto final es completamente diferente al inicial.
- Cambio de partida (4 dígitos). Indica un proceso intermedio de transformación, en el que el producto conserva ciertas características de su estado original.
- Cambio de subpartida (6 dígitos). Se refiere a una transformación mínima, donde el producto apenas varía respecto a su forma inicial.
El nivel de cambio requerido depende de las reglas específicas establecidas en el TLC aplicable. Por ejemplo, un cambio a nivel de capítulo indica un proceso más elaborado, mientras que un cambio a nivel de subpartida sugiere modificaciones más sencillas.
En el caso de México, donde gran parte de las materias primas e insumos se importan de países como China, el salto arancelario es especialmente relevante. Gracias a este mecanismo, los fabricantes pueden incorporar componentes extranjeros en sus productos finales y, siempre que cumplan con los requisitos de transformación, clasificarlos como originarios. Lo anterior permite que los bienes se beneficien de aranceles preferenciales al ser exportados a mercados como Estados Unidos y Canadá, fomentando la competitividad de las empresas mexicanas.
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Relación con la regla de minimis y los certificados de origen
El salto arancelario no opera de manera aislada, sino que está estrechamente vinculado a otros elementos clave del comercio internacional, como lo son los siguientes:
- La regla de minimis
Esta regla actúa como una excepción dentro de las reglas de origen. Permite que una mercancía sea considerada originaria, incluso si contiene componentes no originarios, siempre que el valor de estos no exceda un porcentaje específico del Valor del Contenido Regional (VCR) del producto final.
En el caso del T-MEC, este porcentaje es del 10%, lo que significa que los insumos extranjeros pueden formar parte del producto final sin afectar su clasificación como originario, siempre que se respete este límite. Este mecanismo es especialmente útil para industrias que dependen de insumos importados, como la automotriz, electrónica y manufacturera, ya que flexibiliza las normativas de origen y facilita el acceso a beneficios arancelarios.
Por ejemplo, un fabricante mexicano de autopartes puede incorporar materiales provenientes de países fuera del T-MEC y, gracias a la regla de minimis, clasificar su producto como originario si el valor de dichos componentes no supera el 10% del VCR. Esto asegura que el producto cumpla con las regulaciones del tratado, beneficiándose de una entrada más competitiva en mercados extranjeros.
- Certificados de origen
El salto arancelario también es fundamental para la obtención de certificados de origen, documentos que acreditan que una mercancía cumple con las reglas de origen establecidas en un tratado internacional. Estos certificados son indispensables para acceder a beneficios como la reducción o eliminación de aranceles, lo que se traduce en ahorros significativos para las empresas y una mayor competitividad en mercados globales.
Además, el certificado de origen garantiza que el producto cumple con los estándares de calidad y fabricación exigidos por las leyes del país exportador, fortaleciendo la confianza de los consumidores y socios comerciales en el mercado de destino.
En conclusión, el salto arancelario es una herramienta crucial en el comercio internacional, no solo para cumplir con las normativas de los TLC, sino también para optimizar los costos y facilitar la entrada de productos a mercados extranjeros. Su correcta aplicación, junto con herramientas como la regla de minimis y los certificados de origen, permite a las empresas aprovechar al máximo las oportunidades que ofrecen los acuerdos comerciales.
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Fuente: Aduaeasay