Los barcos y el equipo de carga en las terminales portuarias generan gases de efecto invernadero (GEI) y un gran número de contaminantes, lo que provoca el cambio climático y con ello la iniciativa de la descarbonización del transporte marítimo.
El traslado de mercancías mediante el océano es el medio que predomina en el comercio internacional, representando más del 80% del intercambio de bienes, según un informe de las Naciones Unidas, lo cual significa un problema que afecta a todos los países.
De acuerdo al “Inventario Nacional de emisiones de Gases y Compuestos de Efecto Invernadero” (INEGYCEI) 2020, la carga de nuestro territorio emite alrededor de 1.55 toneladas de dióxido de carbono (MTCO2e) por consumo de combustible.
¿Qué es y cómo se aplica la descarbonización en el transporte marítimo?
Para poder comprender este tema, es importante saber que la descarbonización del transporte marítimo se ha convertido en una prioridad para la industria debido a que es parte de los responsables de las emisiones globales de CO2.
Esta iniciativa se ha comenzado a abordar a través de la aplicación de varias medidas que mejoran la eficiencia energética de los buques, como el uso de combustibles alternativos y la adaptación tecnológica para una propulsión más limpia.
Estas soluciones contribuirán a mejorar la seguridad marítima, la calidad del aire y la salud de los marineros.
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Medidas obligatorias para reducir la intensidad de carbono de los buques.
La Organización Marítima Internacional (OMI) ha impulsado medidas para mejorar el medio ambiente con normas internacionales establecidas para la eficiencia energética de los buques y así reducir su huella de carbono, es decir, dar paso a la descarbonización.
Esto tiene como objetivo acortar un 40% de las emisiones de carbono que provienen del transporte marítimo en el 2030, y un 70% durante el 2050, en comparación a los niveles del 2008.
El 1 de noviembre del año 2022, entró en vigor la enmienda del Anexo VI del Convenio Internacional para prevenir la contaminación por los buques (Convenio MARPOL), la cual, exige que los barcos reduzcan sus emisiones de GEI.
Mientras que, a partir del 1 de enero de 2023, todos los buques tendrán la obligación de calcular su índice de eficiencia energética con dos iniciativas recién implementadas: las regulaciones relativas al índice de eficiencia energética aplicable a los buques existentes (EEXI) para medir su eficiencia energética y su indicador de intensidad de carbono (CII) operacional anual y su calificación asociada.
Además de las regulaciones de Índice de Diseño Energético del Buque (EEDI), la cual, tiene varios años activa.
¿Qué son las regulaciones EEDI, EEXI y CIII?
Las regulaciones de Índice de Diseño Energético del Buque (EEDI).
Estas se encuentran activas en la actualidad y se aplican a todos los barcos construidos a partir del 1 de enero de 2013, tienen como objetivo reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mejorar la eficiencia energética de la navegación.
Las regulaciones EEDI establecen una serie de requisitos para los buques, como la reducción de la resistencia al avance, la mejora de la eficiencia de los motores y disminuir la emisión de gases de efecto invernadero.
Estas también exigen que los buques sean equipados con sistemas de monitorización de la eficiencia energética, para que, al crearlos, puedan medir y controlar el consumo de combustible.
Es necesario que el buque tenga un eficiente “EEDI obtenido” para así lograr el “EEDI requerido” y cumplir con la normativa.
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Certificación EEXI.
La certificación de Eficiencia Energética para la Industria (EEXI) está diseñada para ayudar a las empresas con la descarbonización del transporte marítimo y a reducir los costos energéticos.
El EEXI indica la eficiencia energética en comparación con una línea de base, es importante mencionar que existen distintos valores establecidos de acuerdo al tipo de buque y su categoría de tamaño.
El resultado del alcance calculado en cada nave debe ser menor al EEXI requerido para que pueda cumplir con la norma mínima de eficiencia energética y así poder obtener la certificación.
Cabe mencionar que esta regulación tiene apenas unos meses activa, por lo que se obtendrán los resultados dentro de un año.
Regulación del Indicador de intensidad de carbono (CII).
Por otro lado, el CII es una herramienta de gestión de la energía que permite a las empresas medir y controlar la cantidad de CO2 emitida por los buques y que es dividida por el producto de la capacidad de carga y la distancia que recorrió.
La intensidad de carbono se determinará de la siguiente manera: A (por arriba de lo superior), B (superior), C (moderada), D (inferior), o E (por debajo de lo inferior) y el resultado dependerá de las distancias recorridas, tiempo, velocidad, el estado del mar, embotellamientos en los puertos, etc.
Es importante mencionar que, si se llega a obtener una calificación D por tres años consecutivos, se debe implementar un plan de medidas correctivas, por lo que se debe documentar y verificar de manera anual para determinar la clasificación de la intensidad de carbono producido.
Como se ha visto, es importante contar con los lineamientos requeridos y cumplir con las regulaciones establecidas por la Organización Marítima Internacional y mantener un impacto positivo para la descarbonización en el transporte naval.
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Fuentes: Mundo Marítimo, Organización Marítima Internacional.
