El comercio internacional es una pieza clave en la economía global, y dentro de este mundo complejo, los aranceles juegan un papel fundamental. Dichos impuestos aplicados a las importaciones y exportaciones pueden determinar el precio de los productos, la competitividad de las empresas y hasta la relación entre países.
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¿Qué son los aranceles?
Los aranceles aduaneros son tarifas que determinan los derechos que deben pagarse por las importaciones de mercancías. En esencia, son impuestos que se aplican a bienes fabricados en el extranjero. Así, cuando un producto cruza una frontera, tiene que pagar los que se han establecido en el país al que entra, lo que significa que las mercancías pagan su entrada cada vez que acceden a un país.
Históricamente, estos impuestos han sido utilizados como una herramienta de proteccionismo económico. Durante siglos, los países han impuesto barreras comerciales para fortalecer sus industrias locales y reducir la dependencia de productos extranjeros. De hecho, ya en el Neolítico las sociedades que mantenían relaciones comerciales ponían ciertos límites y condiciones. Algunas ciudades comerciales del siglo I dejaron escrito su régimen arancelario en bloques de piedra caliza.
El argumento principal para establecer aranceles es la protección de la producción local: el tributo encarece la mercancía que llega del exterior y proporciona una ventaja en el mercado a las mercancías producidas en el mismo país. Además, estos representan una fuente de ingresos importante para los estados, ya que es un impuesto de pago obligatorio: si no se abona, la mercancía no cruza la frontera, salvo en ciertas excepciones.
Estos impuestos no solo afectan la economía nacional, sino que también influyen en la política internacional. Algunos países los utilizan como una herramienta de negociación o incluso de presión política, imponiendo tarifas elevadas a bienes de países con los que tienen disputas comerciales o políticas.
¿Cuántos tipos existen y cuáles son sus funciones?
Cada territorio fija sus aranceles de forma genérica en función de sus fortalezas económicas y las necesidades que tenga de importar productos. Sin embargo, pueden establecerse acuerdos bilaterales o entre varios estados para favorecer el comercio entre ellos.
Existen distintos tipos de estos impuestos, cada uno con un impacto específico en el comercio y la economía de un país, de los cuales los más relevantes son los siguientes:
- Ad valorem. Se calculan como un porcentaje del valor del bien importado. Por ejemplo, si un país aplica un arancel del 10% sobre automóviles importados, un coche valuado en $20 mil tendrá un impuesto adicional de $2 mil.
- Específicos. Son tarifas fijas impuestas sobre una cantidad determinada de producto. Por ejemplo, si un país establece un arancel de $5 por cada litro de vino importado, sin importar su valor total, el costo adicional de traer 100 litros sería de $500.
- Compuestos. Combinan los dos tipos anteriores, aplicando tanto un porcentaje sobre el valor del bien como una tarifa fija por unidad.
- Preferenciales. Se aplican en acuerdos comerciales bilaterales o multilaterales, reduciendo o eliminando impuestos para determinados países con el fin de fomentar el comercio entre ellos.
- Punitivos o de represalia. Se imponen como medida de respuesta a prácticas comerciales desleales de otro país, como el dumping o los subsidios excesivos.
En la actualidad, algunos países han establecido la libre circulación de bienes y servicios, como por ejemplo la Unión Europea (UE), que es un acuerdo entre distintos estados para no aplicar límites arancelarios de ningún tipo entre ellos. Existieron incluso precedentes de mayor envergadura que la UE: la Ronda Uruguay fue un acuerdo de comercio multilateral ratificado en 1993 que terminó involucrando a 123 países y abarcando las condiciones de importación y exportación de innumerables productos: «desde los cepillos de dientes hasta las embarcaciones de recreo, desde los servicios bancarios hasta las telecomunicaciones, desde los genes del arroz silvestre hasta los tratamientos contra el SIDA», según explica la OMC.
También es posible fijar impuestos específicos para ciertos países si lo que se desea es reducir el comercio con ellos, proteger la industria local frente a alguna amenaza o como herramienta de presión geopolítica.
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¿Cuál es su impacto en la economía global?
La aplicación de aranceles tiene efectos tanto positivos como negativos en el comercio internacional y en la economía de los países involucrados. Algunos de los beneficios más significativos son los siguientes:
- Protección de la industria nacional. Al encarecer los productos importados, estos pueden fomentar el consumo de bienes producidos localmente, lo que beneficia a las empresas nacionales y genera empleo.
- Recaudación fiscal. Estos impuestos pueden ser una fuente importante de ingresos para los gobiernos, especialmente en países en desarrollo con una estructura impositiva menos diversificada.
- Reducción del déficit comercial. Al disminuir las importaciones, estos pueden ayudar a mejorar la balanza comercial de un país, reduciendo la salida de divisas.
Sin embargo, algunas de sus desventajas son las siguientes:
- Aumento de precios para los consumidores. Los impuestos sobre productos importados encarecen los bienes finales, lo que disminuye el poder adquisitivo de los ciudadanos.
- Reducción de la competitividad. Si una empresa local no enfrenta competencia internacional, puede perder incentivos para innovar y mejorar la calidad de sus productos.
- Guerras comerciales. La imposición de impuestos puede generar represalias de otros países, llevando a conflictos comerciales que afectan el crecimiento económico global.
- Impacto en la economía global. Un aumento excesivo en las tarifas puede frenar el comercio internacional y desacelerar la economía mundial, afectando tanto a exportadores como a importadores.
Los aranceles son una herramienta clave en la regulación del comercio internacional. Si bien pueden proteger la economía local y generar ingresos fiscales, también pueden encarecer productos, reducir la competitividad y desencadenar conflictos comerciales. Su aplicación debe ser analizada con cuidado, considerando tanto los beneficios como los riesgos a largo plazo.
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Fuente: BBVA