La creciente demanda de servicios de entrega rápida y eficiente ha impulsado la evolución de los centros de distribución (CEDI) como puntos estratégicos en la cadena de suministro. Con la expansión del comercio electrónico y el aumento en las expectativas de los consumidores, estos centros desempeñan un papel crucial para garantizar la disponibilidad de productos y la rapidez en las entregas. 

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¿Qué son los centros de distribución?

Un centro de distribución es una instalación logística diseñada no solamente para almacenar mercancías, sino también para gestionar y coordinar la recepción, preparación y expedición de productos de manera ágil y eficiente. A diferencia de un almacén tradicional, que se enfoca principalmente en guardar productos por periodos más largos, estos tienen un flujo continuo de entradas y salidas de mercancías. Los centros de distribución se encuentran estratégicamente ubicados cerca de áreas urbanas y conexiones viales importantes para facilitar la entrega rápida en la última milla.

La estructura y funciones de un centro de distribución están alineadas con las necesidades de la cadena de suministro moderna y sus operaciones pueden dividirse en tres etapas principales:

• Recepción de mercancía. Los productos llegan a estos centros desde fábricas o proveedores. La mercancía se recibe y se clasifica en el área de recepción, donde se verifica la calidad y cantidad, y se registran los datos correspondientes.
• Almacenamiento temporal. Aunque los centros de distribución no tienen como objetivo almacenar productos por tiempos prolongados, sí cuentan con sistemas de almacenamiento organizados que permiten una fácil y rápida accesibilidad. El uso de racks y sistemas automatizados de almacenamiento y recuperación agiliza el flujo de productos en esta etapa.
• Preparación y expedición de pedidos. En este proceso, los productos se recogen y se preparan para su envío. Estos centros pueden realizar estos pasos de forma automatizada o manual, adaptándose a las necesidades de cada pedido, lo que permite despachar productos de manera rápida y confiable.

¿Cuáles son sus ventajas?

Los centros de distribución ofrecen múltiples beneficios tanto para las empresas como para los clientes, al optimizar tiempos de entrega, reducir costos y mejorar la satisfacción del cliente. Algunas de sus principales ventajas son:

• Reducción de tiempos de entrega. Gracias a su ubicación estratégica, estos centros permiten una rápida respuesta a los pedidos, especialmente en la última milla, que es el tramo final y, a menudo, el más costoso del proceso logístico. Al estar ubicados cerca de áreas urbanas y zonas industriales, pueden reducir notablemente los tiempos de entrega, mejorando la experiencia del cliente.
• Optimización de costos. Estos lugares centralizan operaciones logísticas como recepción, preparación y expedición de pedidos, lo que permite una mayor eficiencia en los recursos. Los productos pasan menos tiempo almacenados, se optimiza el uso de espacio y se reducen los costos asociados con el transporte y la logística de última milla.
• Flexibilidad operativa. Los centros de distribución dotan a las empresas de flexibilidad, permitiéndoles adaptarse a las fluctuaciones de demanda. Esta flexibilidad es esencial en industrias con ciclos estacionales de venta, donde los volúmenes de pedidos pueden variar significativamente en periodos cortos. Además, permiten gestionar devoluciones y realizar ajustes rápidos a los pedidos, una característica importante en sectores de comercio electrónico.
• Calidad y confiabilidad en el servicio. Estos centros se caracterizan por su alta capacidad para mantener niveles de precisión en la preparación de pedidos, lo que contribuye a la satisfacción del cliente. Al reducir errores y asegurar la entrega en tiempo y forma, fortalecen la fiabilidad de la cadena de suministro.

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Diferencias con los almacenes y hubs logísticos

Es común que los términos «almacén», «centro de distribución» y «hub logístico» se usen indistintamente, pero cada uno cumple funciones específicas en la cadena de suministro:

• Almacén. Su función principal es almacenar productos a largo plazo, enfocándose en mantener el inventario y controlar el stock. En un almacén tradicional, los productos pueden permanecer durante un periodo prolongado, esperando ser utilizados o distribuidos según la demanda de la empresa. Aunque algunos almacenes actuales han evolucionado para incluir actividades adicionales como la clasificación o el etiquetado, su propósito fundamental sigue siendo el almacenamiento de mercancías, sin una alta rotación de productos.
• Centro de distribución. A diferencia del almacén, los centros de distribución están diseñados para manejar productos con una alta rotación. En vez de simplemente guardar productos, su objetivo es movilizarlos rápidamente. Estos centros juegan un rol activo en la cadena de suministro, donde cada producto que entra es procesado y preparado para su expedición lo antes posible, reduciendo al mínimo el tiempo de almacenamiento. Además, están orientados a satisfacer la demanda de pedidos en tiempos cortos, una capacidad especialmente relevante en sectores como el comercio electrónico.
• Hub logístico. Este término se refiere a un punto de consolidación o desconsolidación en el transporte de mercancías. Los hubs logísticos, por lo general, no almacenan productos por largos periodos, sino que sirven como un nodo para agrupar envíos de distintos orígenes o destinos. Se emplean principalmente en redes de transporte multimodal y ayudan a optimizar rutas, reducir costos de transporte y conectar varias cadenas logísticas. Un hub logístico tiene una función más amplia que el centro de distribución, ya que puede gestionar mercancías en tránsito a destinos internacionales.

En resumen, mientras que el almacén se dedica a almacenar productos, los centros de distribución enfocan sus operaciones en la rotación rápida y la preparación de pedidos, y el hub logístico se centra en consolidar y coordinar envíos en tránsito.

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Fuente: Zona Logística